Una noche salí a caminar,
cuando las almas duermen,
entre la redención y el infinito,
con los ojos bien cerrados,
el corazón latiendo en voz baja,
y los amores que no alcanzaron;
me llené de palabras,
que sólo llegaban a mis oídos,
diciéndome algunas cosas,
que nunca quise escuchar.
Tan lejos de casa,
tan cerca de nadie.
Parte de mis recuerdos,
se relacionaban sin permiso,
y con total impunidad,
con parte de mis olvidos,
como en una frenética orgía,
en un rosedal sombrío,
y mi noche, mi ceguera y, yo,
seguimos buscando raíces,
en las páginas en blanco,
de las preguntas sin respuestas.
viernes, 6 de mayo de 2022
A CIEGAS
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