Heme aquí presto a debatir ideas poco claras, ausente de
experiencias reveladoras y de sueños normales. Tan frente a mí.
Comulgando sensaciones sin palparlas ni juzgar el momento ni
las paredes pintadas con corazones rotos, aprendiendo del deseo que nunca está
satisfecho, de las palabras, que aún calladas, no dejan de decir. De la
voluntad de la semilla que de la suprema oscuridad encuentra con la luz.
Creo que ni el río puede ahogar sus penas ni yo puedo
navegar las mías y en mi inocente soberbia se, definitivamente, que el mundo es
mío y es por eso que me niego a encontrarme en besos ajenos, a cerrar los ojos
cuando escucho mi canción y a dejar de volar cerca de la medianoche portando
sólo mis recuerdos.
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