para vaciar su boca de palabras,
en una tarde sabatina,
de la previa de un verano.
Sus ojos se cerraron,
apenas con abrazarla,
previendo en su imaginación,
las caricias que vendrían,
los recuerdos que nacerían,
al amparo de su piel tan blanca.
En la previa del verano,
ella cosecharía orgasmos,
pequeñitos como suspiros,
de esos que se escapan,
cuando duerme desnuda,
mientras la brisa la acaricia.
Por el puente de los sentimientos,
cruzaría con sus dudas,
la libertad de sus emociones,
o la libertad de sus libertades,
y presa de sus pensamientos,
no hubo voz en su interior,
otorgándole el derecho,
de que podría pasar con ambas.
La luna dejó un vacío,
de aquello que nunca sería,
y que por el afán de ser,
se embriagó de melancolía,
y así, en la previa de un verano,
su corazón se llenó de invierno.
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