Siento con angustia,
el sabor de tus aguas,
que antes, vertiente clara,
para alimentar mis entrañas,
surcaban con el sol a cuestas,
y la sangre expuesta,
de tus raíces maltratadas,
salvajemente desnudadas,
por la codicia de los unos.
Siento sordos trinares,
en nidos que ya no son,
aquellos pasos libertarios,
de sus legales moradores,
hasta llegar al abismo,
donde todo desaparece,
que no voverán a ser,
por la indiferencia egoísta.
Siento que he perdido,
mis mañanas con tu abrazo,
tan de verde pintado,
regando mi piel suavemente,
de bellas luces y sombras.
Siento el destino final,
de miles de corazones,
que mezclados con la brisa,
latían al mismo tiempo,
la humanidad salvaje,
como un volcán de vida,
que en el metal de los unos,
no pudo encontrar salida.
Entrarás en la memoria,
del castigo inmerecido,
presa del cemento invasivo,
y los jardines de plástico,
para que ajenos al canto,
que las mañana regalan,
los unos puedan morar,
en su lecho de avaricia.
¿Qué hicieron de tu perfume?
¿Qué hicieron de tu día a día?
Un cementerio invisible,
de lamentos que nadie oye,
un punto imperceptible,
que desaparecerá bajo el pie,
predador de los unos ciegos.
lunes, 24 de enero de 2022
NO VUELVE A CRECER EL PASTO
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