jueves, 14 de junio de 2018

Los bolsillos llenos

Esperaba sigiloso,
escondido detrás de un árbol,
y en un momento de distracción,
robaba a la naturaleza una flor.
Para el pequeño ladrón,
no había robo imposible,
podía dejar sin nubes al cielo,
sin que el sol se percatara,
robarle el brillo a una estrella,
mientras ella parpadeaba,
para dejarla desnuda,
justo en mitad de la noche.
Aquel pequeño ladrón,
todo a su paso robaba,
sueños, ilusiones, susurros,
brisas, hojas secas, sonrisas,
pero como el crimen no paga,
otra pequeña ladrona,
esperó su oportunidad,
y con un movimiento certero,
y a plena luz del día,
la traviesa, pudo robarle un beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario