lunes, 26 de noviembre de 2018

EL PRESUMIDO


Tengo un perro que al caer la tarde,
salta por la ventana y corre por los tejados,
maullando como un felino en celo,
y vuelve por las mañanas con las marcas,
que dejan las garras del cuerpo a cuerpo,
pero sigue solo, sin tener suerte en el amor.
Tengo un espejo, espejo espejito,
que nunca me da con el gusto,
de decirme que soy el más bonito,
y el maldito se divierte mostrándome,
lo que será, dentro de su sádica ironía,
mi decadencia veinte años después.
Tengo una mujer, extraña mujer,
que me invitó a compartir sus noches,
y de la que fuí el amor de su vida,
por casi diez minutos completos.
por que en realidad lo que amaba,
era otra mujer que saciara su apetito.
Tengo la habilidad de superarme,
para que mis defectos sean mas defectuosos,
cual una usina interminable,
dedicada a generar pasos en falso,
y con eso tengo, digamos, bastante,
como para entrar en el mundo de defectos ajenos.
Y así por así, puedo aseguraos que tengo,
con la mano sobre mi corazón inquieto,
la virtud de encontrar oculto entre líneas,
el secreto de rearmar mis escombros,
explorando nuevas arquitecturas,
e inaugurarme sin remordimientos.

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