jueves, 7 de junio de 2018

María y Mario

Cuento que cuento minutos,
Y me acuerdo de una historia,
Vertiginosamente urbana,
No se, así me pareció,
Pues, María era una rubia,
De enormes ojos azules,
Y Mario un cabellero,
De reluciente armadura.
En el mismo minuto,
Ambos cruzaron un parque,
Un minuto después,
Sus miradas se alinearon,
Al tercer minuto,
Se enamoraron perdidamente.
A los cuatro minutos,
Ya compartían el techo,
Un minuto más tarde,
Los niños transformaron,
Aquel romance en familia;
A los seis minutos,
Las obligaciones abundaban,
Y al séptimo minuto,
La comezón fue inevitable,
Al octavo minuto,
Se replantearon sus vidas,
Y pasaron algunos minutos,
Por caminos diferentes,
Hasta que diez minutos después,
Aquel casual parque,
Los reencontró.
Y minuto tras minuto,
Palabras por palabras,
Miradas sobre miradas,
Sin el menor apuro,
Se pasaban horas enteras,
Caminando lado a lado por él.

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