viernes, 14 de diciembre de 2018

LA RESACA DEL NO SER


Dos veces tuve que morir,
para tener un lugar en la vida,
dos veces de la misma copa,
he bebido de mi propia sangre,
y dos veces he visto caer,
delante de mí la cordura.
Pude sentarme a conversar,
libremente con mi hada madrina,
con todo lo que eso conlleva,
mis necesidades, las suya,
y el por qué que los deseos,
caducan a la medianoche.
Dos veces llegué con mi vértigo,
al final de la escalera,
y dos veces he buscado,
a gente que no me espera,
y dos veces, sólo dos veces,
la luna cruzó mi ventana.

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