Alborotadas luces multicolor,
adornaban el laberinto,
presagiando el comienzo,
de una noche interminable,
colmada de excesos ,
y de lunas entre sábanas rojas.
Las sombras se estiran,
buscando alguna pareja,
para entregarse al ritual,
al que la música invita,
antes que el alma del alcohol,
los convierta en lobos salvajes.
Todos se conocen,
pero no saben quienes son,
así y por sobre todo,
llenan sus bocas de besos,
se rozan, se encienden,
en la frontera de los sentidos,
hasta que la mañana,
los devuelve como ríos,
entregándose sumisos,
al cauce de sus rutinas.
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