Brotaban de su boca,
palabras al azahar,
no palabras al azar,
sino, al perfume suave,
que sueltan los azahares,
en la primavera de los naranjos,
revelando los secretos,
que guardan en sus tallos.
y sus perfumadas palabras,
polinizaban el aire,
en su estado más puro,
como música desnuda,
de una orquesta en vivo,
en mitad del naranjal.
No importaba mucho,
lo que sus palabras decían,
pero era la forma,
y el color que ellas tenían,
seducían irremediablemente,
a quien quiera que las oía.
Las palabras entre los azahares,
se llenaban con gente al azar,
y azarosamente entre la gente,
fueron creando vínculos,
abrirse paso en corazones,
que habían cerrado sus puertas,
y despertar sus almas dormidas,
para librar sus palabras al azahar.
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